sábado, 8 de febrero de 2014

Nos atamos a cosas a las que no nos podemos desatar, como si estuviésemos esperando a alguien que nos ayude a salir de todo esto. Pero nunca llega, como si esperar trenes que no paran fuese la historia de nuestra vida. Sería bonito que alguien aunque sea por error se sentarse a nuestro lado, e hiciese que no nos sintamos tan solos o tan vacíos.
Seguro que no me entiendes cuando digo que algunas noches matan y que la soledad aprieta tanto que aveces es tan fácil quedarse sin respiración. Qué cuando escribes hablando de dos es más bonito, pero como estamos solos intentamos no pensar en la putada que es que el café siempre se enfríe, igual que el otro lado de la cama.

viernes, 27 de diciembre de 2013

# Sinestesia de las ilusiones rotas.

Desde pequeños nos han enseñado, que el sonido lo provoca la música, un arroyo que fluye de forma calmada, que es considerado ruido aquel sonido que molesta a un grupo de personas, como por ejemplo; el que provoca un aspiradora encendida o un coche cuando alguien pulsa insistentemente el claxón. 


Sin embargo, también nos han explicado que hay ciertos aspectos en los cuales no podemos hablar de sonido, porque no producen ninguno. Quizás yo solo quiera matizar de forma poética esa visión tan habitual de lo perceptible al decir que yo, sí se como suenan las ilusiones al caer. 


Pongamos por situación, que vamos a la cocina y cogemos un vaso de cristal, en el momento de coger el vaso, algo nos distrae y lo soltamos, (imaginemos que nuestras ilusiones son ese vaso). 


Durante los primeros instantes todo parece ir más despacio, a cámara lenta. Nuestro cerebro tarda en darse cuenta de lo que ocurre, pero cuando lo hace, reacciona durante un moviminto nervioso que intenta detener esa fatal caída, después, todo parece acelerarse, y cerramos los ojos, como si ese gesto fuese a evitar ese dolor de hacerse pedazos. 

Choca contra el suelo, el vaso se rompe y ya solo quedan cristales echos añicos. Así suenan mis ilusiones rotas, ¿como suenan las tuyas?